domingo, 9 de agosto de 2015

Piedra Nativa





La luz devasta las alturas
Manadas de imperios en derrota
El ojo retrocede cercado de reflejos


Países vastos como el insomnio
Pedregales de hueso

Otoño sin confines
alza la sed sus invisibles surtidores
Un último pirú predica en el desierto

cierra los ojos y oye cantar la luz:
El mediodía anida en tu tímpano

Cierra los ojos y ábrelos:
No hay nadie ni siquiera tú mismo
Lo que no es piedra es luz.



Octavio Paz




Castillo de Aracena
Foto: Ramón Morales Reyes








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