cada cual es el rey y es el camello.
JOSEPH BRODSKY
En mi infancia,
solíamos construir
nuestros juguetes
con nuestras propias manos.
Con las chapas de las botellas,
plastilina, cristal y ciclistas de papel,
fabricábamos bicicletas
que COMPETÍAN por carreteras de tiza.
Con los palos de las escobas,
clavos, gomas y pinzas de la ropa,
fabricábamos escopetas
que DISPARABAN horquillas de acero.
En mi infancia, repito,
solíamos construir
nuestros juguetes
con nuestras propias manos.
Quizá entonces ya intuíamos
lo que años más tarde
nos confirmaría la realidad:
Los reyes magos no existen.
Pero tampoco son los padres.
David González
Foto: Ramón Morales Reyes |
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