viernes, 19 de agosto de 2016

Puerta Abierta



PUERTA ABIERTA

Las puertas abiertas
dan siempre a una sima
mucho más profunda
si la casa es vieja.

La puerta
no es puerta
hasta que un muerto
sale por ella
y mira doliente, crucificada
a la madrugada sanguinolenta.

¡Qué trabajo nos cuesta
traspasar los umbrales
de todas las puertas!
Vemos dentro una lámpara
ciega
o una niña que teme
las tormentas.

La puerta es siempre la clave
de la leyenda.
Rosa de dos pétalos
que el viento abre
y cierra.


Federico García Lorca


Detalle de la Iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor
Foto: Ramón Morales

viernes, 1 de enero de 2016

Ya Se Fue La Ciudad




Cómo marcha el reloj sin darse prisa
con tal seguridad que se come los años:
los días son pequeñas y pasajeras uvas,
los meses se destiñen descolgados del tiempo.

Se va, se va el minuto hacia atrás, disparado
por la más inmutable artillería
y de pronto nos queda sólo un año para irnos,
un mes, un día, y llega la muerte al calendario.

Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los sseres,
y nos mató su estrofa pasajera.

Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo.


                                                           Pablo Neruda


Puerta que de entrada a la torre de San Pedro, Sanlúcar la Mayor
Foto: Ramón Morales

domingo, 22 de noviembre de 2015

NOCHE OSCURA




 En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

 A oscuras, y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

 En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

 Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

 ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada:
oh noche que juntaste
Amado con Amada.
Amada en el Amado transformada!

 En mi pecho florido,
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

 El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

 Quedéme, y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

San Juan de la Cruz


Monumento a San Juan de la Cruz - Úbeda
Foto: Ramón Morales

martes, 27 de octubre de 2015

El alma de Fuenteheridos



Fuenteheridos - Sierra de Aracena
Foto. Ramón Morales

   El alma de Fuenteheridos
es latido de una plaza,
es nacimiento de un río
y es doce en punto del agua.

Juan Delgado

miércoles, 21 de octubre de 2015

Tormenta




Un perro ladra en la tormenta
y su aullido me alcanza entre relámpagos
y al son de los postigos en la lluvia

yo sé lo que convoca noche adentro
esa clamante voz en la casona
tal vez deshabitada

dice sumariamente el desconcierto
la soledad sin vueltas
un miedo irracional que no se aviene
a enmudecer en paz

y tanto lo comprendo
a oscuras / sin mi sombra
incrustado en mi pánico
pobre anfitrión sin huéspedes

que me pongo a ladrar en la tormenta.


   Mario Benedetti


Santuario de Aranzazu, Guipúzcoa
Foto: Ramón M.R.


domingo, 11 de octubre de 2015

La Puerta Azul

Puerta de una casa de Linares de la Sierra, Aracena
Fto: Ramón Morales Reyes


No todo serán sombras en la noche,
y no adornes tu adiós con celosía
ni cubras de azul-mar la melodía

de tu voz, tu sonrisa y tu reproche.

Nada me duele más que tu insensible
manera de cerrar la puerta, vete,
te presto dignidad para la huida
.

A pesar del dolor será posible
volver a ver el mar sin que me inquiete
que robaras azules de mi vida.



Antonio Pastor Gaitero

Setenta Balcones y Ninguna Flor




Balconada de la Plaza Mayor de Salamanca
Fto: Ramón Morales Reyes


Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!

Baldomero Fernández Moreno